Entendiendo que la cultura de paz es una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos o las naciones; que es un concepto relativamente nuevo que surge ante la necesidad de combatir la violencia en todos los órdenes, es elemento indispensable garantizar los derechos humanos.
Sin el respeto a los derechos humanos no es posible lograr la paz. La historia nos recuerda que en los estados de guerra, no se garantizan los derechos humanos, por ende, sin el respeto de estos no se genera la paz.
Así que, teniendo este punto de partida, tenemos que apostar a garantizar el respeto irrestricto a los derechos humanos para aspirar a una sociedad en la que predomine la cultura de la paz.
En nuestro país, hemos avanzado mucho en materia de derechos humanos, no sólo porque estén plasmados en el texto constitucional, sino porque se ha venido desarrollando una cultura de conocimiento de los derechos de todas y todos. De ahí que la educación juegue también un papel preponderante en el logro de este objetivo. Una sociedad educada, con un índice educativo aceptable, será una sociedad informada y consciente de sus derechos, por lo que será capaz de exigir que se le respeten y podrá ejercerlos a plenitud.
En Colima no es la excepción en materia constitucional y legal. La apuesta radica en que las personas conozcan sus derechos, los exijan y los ejerzan a cabalidad. Esto provocará que la autoridad se aplique en garantizarlos y respetarlos y cuando no sea así, se activen los mecanismos previstos en la ley para que así sea.
Hay que reconocer que si bien ha habido avances muy importantes en la materia, aún falta mucho camino por recorrer, sobre todo en el tema de igualdad, respeto y tolerancia hacia las mujeres y hacia la diversidad sexual, lo que ha generado campañas de odio, racismo que son generadores de violencia que han terminado en crímenes homofóbicos y feminicidios.
El reto de este nuevo gobierno, en sus distintos órdenes, radica en frenar estas conductas, y terminar con las desigualdades, ya que también la marginación es un factor de violencia, al no tener acceso a los satisfactores básicos, lo que también termina en conductas delictivas que lastiman la convivencia social.
Así que podría yo concluir en señalar como objetivos para lograr la cultura de paz, el que el nuevo gobierno, desde la función pública, en todos sus ámbitos, estructure una serie de acciones tendientes a garantizar los derechos humanos de todas y todos, activando los mecanismos para ello establecidos; destine mayores recursos para que, a través de la educación y una nueva cultura de paz, combata las desigualdades económicas y sociales. No hay que olvidar también el factor respeto a todas las expresiones en todos sus órdenes, y por supuesto hacer de la democracia, la mejor herramienta de gobernanza en la toma de decisiones.
Hay palabras claves para lograrlo;
Derechos humanos
Igualdad,
Equidad,
Empatía,
Respeto,
Tolerancia,
Democracia,
Honestidad,
Diálogo,
Respeto al medio ambiente.
Términos que debemos asumir en toda su dimensión si queremos verdaderamente lograr una cultura de paz, en la que nos desarrollemos y podamos convivir, sentirnos libres y seguras.
¡Porque nos queremos vivas, pongamos un alto a la violencia!